Pertrechos de pasión
son mi carencia,
silencios desbordados
me torturan,
y deambulo tambaleando
por la sala.
El pasado
con su cruel costumbre escapista,
se escurrió despiadado
entre tristezas,
y las grietas
penetrantes del vacío,
desoyen los susurros rebeldes
de una intrepidez desgastada.
Tantas veces te vi pasar,
tantas te adiviné,
desde el alto ventanal
de mi cuarto sombrío y oscuro;
tantas veces
mi corazón desenfrenado
anheló extraviarse
en el ignoto laberinto
de tus dominios.
Tantas veces.
Tantos días.
Tantos años.
Y hoy, justo hoy,
que te acercas a mi;
hoy, justo hoy,
yo,
debo morir.
ULGDORST
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