Exilio de sueños.
En un trueque
de antiguas monedas,
la intrusión de frustraciones
dio al sinsabor
calidad de compañía.
La textura áspera de los años
castigó mi vista;
mi cuerpo adolece
los escapes olvidados,
y solo el lápiz,
extensión que manifiesta mis ideas,
evita,
el genuino derecho
a mi descanso eterno.
Luego,
el laberinto tierno y mágico
de tus brazos,
me retornan
ávido y lozano.
Amado,
recupero las ganas de soñar.
ULGDORST
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